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HIFU VAGINAL




¿Qué es el HIFU vaginal?

El HIFU (High Intensity Focused Ultrasound) es una tecnología que utiliza ultrasonido focalizado de alta intensidad para generar calor en capas profundas de los tejidos. Cuando se aplica en la zona vaginal, este calor estimula la producción de colágeno, mejora la vascularización y favorece la regeneración de las fibras elásticas.

Su uso ginecológico está dirigido principalmente al rejuvenecimiento vaginal funcional, es decir, la mejora del tono, lubricación, elasticidad y soporte del canal vaginal, lo cual puede impactar positivamente en la calidad de vida de muchas mujeres.


Indicaciones más comunes del tratamiento

Aunque suele relacionarse con fines estéticos, lo cierto es que el HIFU vaginal tiene indicaciones clínicas concretas, entre ellas:

  • Laxitud vaginal postparto o por envejecimiento

  • Incontinencia urinaria leve a moderada

  • Sequedad vaginal y molestias en relaciones sexuales

  • Disminución del placer sexual por pérdida de sensibilidad

  • Atrofia vaginal posmenopáusica

Cabe destacar que este tratamiento no sustituye a una cirugía reconstructiva ni a la fisioterapia de suelo pélvico, pero puede ser un complemento valioso en ciertos casos.



¿Cómo se realiza el procedimiento?

La sesión suele durar entre 20 y 40 minutos. Se realiza en consultorio, sin necesidad de anestesia ni internación. Se introduce un cabezal ergonómico que emite ondas de ultrasonido de forma controlada, estimulando el tejido vaginal a diferentes profundidades.

El procedimiento no es doloroso, aunque puede sentirse calor o una leve presión. La mayoría de las pacientes retoma su rutina diaria de forma inmediata.



Resultados: ¿Qué esperar y cuándo?

Los efectos no son instantáneos, ya que el colágeno necesita semanas para reorganizarse. Sin embargo, muchas mujeres reportan mejoras en la lubricación, sensibilidad y control urinario dentro del primer mes.

En general, se recomiendan entre 1 y 3 sesiones anuales, dependiendo de la indicación y el estado previo del tejido. Los resultados tienden a mantenerse por varios meses y pueden potenciarse con cambios en el estilo de vida y ejercicios específicos del suelo pélvico.



¿Tiene contraindicaciones o riesgos?

Sí, como todo procedimiento médico, tiene limitaciones. No se recomienda en mujeres embarazadas, con infecciones vaginales activas, enfermedades autoinmunes o alteraciones severas en el suelo pélvico.

Si bien es una técnica segura, debe ser realizada por profesionales capacitados, con equipamiento aprobado y en condiciones sanitarias adecuadas. Nunca debe ser vista como una “solución mágica”, sino como parte de un plan integral de cuidado íntimo.



Comparación con otros tratamientos

En la actualidad existen otras tecnologías como el láser vaginal o la radiofrecuencia. El HIFU tiene la ventaja de actuar a mayor profundidad y con mayor precisión en el tejido, sin generar daño en la mucosa superficial.

A diferencia de la cirugía, no requiere cortes ni recuperación prolongada. Y comparado con la fisioterapia sola, puede ofrecer un impulso inicial útil, sobre todo en casos donde los tejidos están muy debilitados. Sin embargo, insisto: la combinación con fisioterapia es ideal para resultados sostenibles.



El papel de la fisioterapia uroginecológica como complemento

Desde la fisioterapia especializada, acompañamos a muchas mujeres que se someten a HIFU vaginal. Trabajamos fortaleciendo los músculos del suelo pélvico, enseñando a tomar conciencia corporal, mejorar la postura y promover el equilibrio hormonal.

Este enfoque integral potencia los resultados del HIFU y, además, empodera a la paciente a reconectarse con su cuerpo desde lo natural. El objetivo no es solo “rejuvenecer”, sino funcionar mejor y sentirse bien consigo misma.



HIFU vaginal es una herramienta innovadora que puede ser de gran ayuda en la vida de muchas mujeres. Pero no es para todas, ni es la única opción. Cada caso es único y debe ser evaluado por profesionales que trabajen con ética, conocimiento y respeto por la historia de cada paciente.

La salud íntima es parte de la salud integral. Y tener acceso a información clara, confiable y basada en evidencia es el primer paso para tomar decisiones libres, seguras y conscientes.

 
 
 

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